Al enfrentarse a preguntas abiertas, los niños aprenden a abordar problemas de distintas maneras, una habilidad que resulta valiosa tanto en su vida académica como en la personal, ya que les permite elaborar argumentos sólidos para defender su postura yendo sobre la idea y no sobre la persona.
Haz Preguntas Abiertas
Pregunta a tus hijos sobre sus opiniones: “¿Qué piensas de esto?” o “¿Cómo crees que podríamos resolverlo?” “¿Por qué piensas eso?”. Esto les enseña a expresar y desarrollar sus ideas.
Valida Sus Respuestas
Escucha con atención sus ideas, inquietudes y respuestas y, aunque puedas tener una opinión diferente, valora sus puntos de vista. Este respeto fortalece su confianza y autonomía.
Promueve el Diálogo Familiar
Reservar un momento para hablar de temas interesantes o contar historias familiares permite que los niños vean diferentes perspectivas y aprendan a discutir ideas en un ambiente seguro.